En los últimos meses se ha vuelto a poner de relieve la conexión entre Montilla y América. El Museo Nacional del Prado ha organizado la exposición Tornaviaje. Arte iberoamericano en España, que se podrá visitar hasta el próximo 13 de febrero. En ella está incluida una pieza singular, nuestro Cristo de Zacatecas, que ha sido seleccionado entre algo más de un centenar de obras reunidas en torno a una muestra sin precedentes del arte virreinal producido durante el período de presencia española en el continente americano.
"Tornaviaje. Arte Iberoamericano en España", una exposición internacional organizada por el Museo del Prado entre los meses de octubre de 2021 y febrero de 2022 |
Como bien es sabido, a
nuestra ciudad le unen fuertes lazos históricos y afectivos con Hispanoamérica,
cuyos máximos referentes son conocidos por todos: San Francisco Solano y el
Inca Garcilaso de la Vega. Pero no todo queda aquí, además de estos grandes
personajes de la religión y la cultura existen cientos de nombres montillanos
que formaron parte de la evangelización, el gobierno, la administración y el
comercio de aquellas lejanas tierras. Son los pobladores que recrearon una
nueva realidad de la vida cotidiana española en los reinos de Indias, andaluces
en su mayoría que un buen día decidieron cambiar el rumbo de sus vidas y
embarcar hacia el llamado Nuevo Mundo,
tras la promesa de un futuro mejor.
Unos se adaptaron a la vida colonial y fundaron allí nuevas familias y linajes, origen de la estirpe criolla; otros volvieron enriquecidos y ennoblecidos, con su equipaje colmado de pesos de oro y plata junto a recuerdos exóticos, son aquellos que hicieron el tornaviaje o camino de vuelta, y que en España llamaron indianos. Pero en ambos casos, muchos de estos paisanos mantuvieron vivo el hilo de la distancia con Montilla, a través de la correspondencia y de sus actividades comerciales. Todo este fenómeno migratorio produjo notables beneficios para nuestra ciudad, ya que los pobladores de Indias remitieron valiosos legados que oxigenaron la economía local, con la fundación de obras pías para ayudar a las vecinas más necesitadas a contraer matrimonio, la construcción de capillas para recibir sepultura o la donación de obras de arte a cofradías, iglesias y conventos.
La exposición fue inaugurada por S.M. El Rey, Felipe VI, y contó con la asistencia del presidente del Real Patronato del Museo del Prado, Javier Solana. |
Un claro ejemplo de estos
indianos es Andrés de Mesa (o Fernández de Mesa). Su nombre se ha popularizado
en los últimos tiempos gracias a la cobertura que la prensa –de dentro y fuera
de nuestras fronteras– ha dado a la exposición organizada por el Museo del
Prado. Pero detrás de ese nombre hay una azarosa biografía que nos puede ayudar
a conocer mejor el perfil de los indianos en la sociedad andaluza de los siglos
XVI y XVII.
¿Quién
fue Andrés de Mesa?
El donante del Cristo
de Zacatecas nace en Montilla hacia 1538. Fue hijo de Andrés Fernández de Mesa
y de María López Salvador, y pasó la infancia dentro de una familia numerosa,
junto a sus cuatro hermanos y dos hermanas. Su padre era herrero de profesión y
su madre había sumado al matrimonio un olivar, que reportaba cierto desahogo a
la economía familiar.
En agosto de 1563 Andrés
de Mesa obtiene licencia para pasar a Nueva España[1].
Embarca en el puerto de Sevilla, junto a otros tantos montillanos, en la nao «Maestre»,
según recoge el pasaje del día 3 de febrero de 1564, en su condición de soltero.
De su estancia en el
Virreinato de Nueva España sabemos que casó “legítimamente según orden de la santa
madre yglesia en la Ciudad de Méjico con doña Francisca Cortés” de quien
recibió una generosa dote de “mil y cien pesos de a ocho reales cada uno”[2],
como expresará en su testamento. Allí nacerán sus hijos mayores: Melchor,
Andrés y Luis. El benjamín de la casa, Lorenzo, lo hará en Montilla en 1579.
Suponemos que durante
su estancia en Nueva España se dedicó al comercio, ya que en su pasaje no lleva
oficio en que emplearse, ni se asienta como criado o acompañante de nadie. Hubo
de tener bastante éxito en sus actividades mercantiles y sociales, en vista al
buen casamiento que hizo con una «Cortés», al parecer descendiente del
conquistador, según se desprende de las informaciones de limpieza de sangre que
sus herederos expidieron después para alcanzar cargos o prebendas en la Corte
de los Austrias.
A su vuelta a España,
junto a su familia y enriquecido, a su equipaje incorporó un Cristo Crucificado
de grandes dimensiones que donó a la cofradía de la Santa Vera Cruz, de la cual
se levantó escritura pública el día 10 de septiembre de 1576, ante el escribano
Andrés Capote. En ella recuerda su etapa indiana: “digo que por quanto mi
voluntad a sido y que es muchos años de ser hermano y cofrade de la cofradía y
hermandad de la Santa Vera Cruz de esta villa de Montilla y con esta mi
voluntad yo he residido en las Indias algunos años y de ellas yo truxe una
hechura de un Xpto para que esté y se ponga en la casa y iglesia de la dicha
cofradía de la Santa Vera Cruz desta dicha villa”[3].
La donación llevó
aparejada una serie de condiciones, entre las que cabe destacar la admisión
como hermanos a su familia y descendientes, y la preferencia sobre el resto de
cofrades para portar el «Santo Cristo» en las procesiones que la corporación
pasionista organizara.
Esta donación supuso una gran relevancia social de los «Cortés de Mesa», como se hicieron llamar en adelante, a la par que les reportó una destacada popularidad entre el vecindario, pues la singular imagen del Crucificado era la primera de esta tipología que arribaba a tierras cordobesas procedente del lejano virreinato novohispano, lo que propagaría la devoción de los montillanos y la curiosidad de los foráneos.
A partir del año siguiente, se hace asidua la presencia de Andrés de Mesa en las escribanías públicas, donde aparece invirtiendo el caudal obtenido en su etapa indiana a través de la adquisición de fincas urbanas y rústicas, así como de imposiciones hipotecarias (a censo) de su capital sobre bienes no sólo de familiares y vecinos, sino también de otras poblaciones tan alejadas como Osuna.
Firma del indiano Andrés de Mesa, donante del Cristo de Zacatecas |
En 6 de diciembre de
1578 adquiere unas casas principales en la calle del capitán Alonso de Vargas,
linderas con la tercia del vino del marqués de Priego y con casas doña Luisa
Ponce de León[4],
viuda de don Alonso, que las habitaba junto al Inca Garcilaso de la Vega,
sobrino y heredero del difunto capitán de los Tercios de Flandes.
El ascenso social le condujo
a formar parte de la élite local elegida por los marqueses de Priego para el
gobierno de la villa. En 24 de junio de 1579 los munícipes del Concejo de
Justicia y Regimiento nombraron “por receptor de la bulla de la Santa Cruzada
primera que viniere el año a Andrés de Mesa mexicano”[5]. Años
después, en el cabildo de 22 de julio de 1588, recibió un nuevo nombramiento
municipal, en esta ocasión como “depositario del caudal y maravedís de dehesas
y del pan y maravedís del pósito desta dicha villa”[6].
En la última década del
siglo, el IV marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba y Figueroa, que había
casado con Juana Enríquez de Rivera y Cortés (nieta legítima del conquistador),
lo nombró “por Regidor de la dicha mi villa de Montilla”[7],
según la provisión expedida el 16 de marzo de 1595.
De su probada
solvencia financiera dan fe numerosas escrituras, donde aparece como avalista
de familiares y vecinos a la hora de arrendar o adquirir bienes. De todas
estas, debemos recordar la carta de poder que otorgó a Francisco Fernández de
Herrera en septiembre de 1593 para que cobrara en su nombre una deuda de 280
reales a la Hacienda Real, que era el valor de las 20 fanegas[8] de
trigo “que en el mes de diciembre del año de noventa e uno Myguel de Cerbantes Saavedra,
comysario de su magestad, sacó de my casa para la probision de las armadas de
su magestad”[9];
siendo Andrés de Mesa uno de los vecinos que mayor cantidad de cereal aportó a la
comisión que condujo al Príncipe de las
Letras Españolas hasta Montilla.
La capacidad adquisitiva del «perulero» –como era conocido– y su cercanía a los marqueses de Priego, queda patente una vez más en 1601, cuando el día 14 de marzo los nobles le vendieron “el oficio de fiel executor de la dicha nuestra villa e su término e jurisdicción con el almotacenazgo della e las rromanas de carne y pescado y del peso de la harina y con todos sus derechos y salarios onrras preminencias y libertades al dicho oficio anejos y pertenecientes”[10] por precio de 1.500 ducados, que el indiano Mesa pagó al contado y en metálico a la firma de la escritura, cosa poco usual en la época.
Andrés de Mesa
encontrará la muerte el 24 de septiembre de 1602[11]. Otorgó
su testamento ocho días antes, donde cabe reseñar la donación “de dos
candeleros de plata que yo tengo que pesan siete marcos poco más o menos para
que se haga una lámpara de plata para la ermita de la Vera Cruz desta villa y
lo que costare de hechura se page de mis bienes”[12],
en clara alusión al Cristo novohispano que había donado años antes, y que
presidía la capilla mayor del desaparecido templo.
El linaje de los
«Cortés de Mesa» estuvo continuado en su hijo Melchor, que fue Alguacil Mayor
de la villa y acrecentó el patrimonio familiar, entre otras, con la compra de
la casa del Inca Garcilaso en 1598.
Sus descendientes
mantuvieron la elevada condición social y económica en Montilla hasta mediados
del XVIII, emparentado con las familias más ilustres de la ciudad y conservando
las prerrogativas heredadas sobre el Crucificado mexicano. Fue tal el vínculo
que mantuvieron con la imagen que llegaron a mantener pleitos ante la justicia
eclesiástica entre las diversas ramas del linaje para defender sus derechos a
la hora de portarlo en las procesiones. Todo un privilegio. El mismo que hoy atesoramos
los montillanos con haber aportado tan digno representante del arte virreinal a
una exposición internacional organizada por el Museo del Prado, uno de los diez
mejor valorados del mundo.
BIBLIOGRAFÍA
AMADOR MARRERO, Pablo. Imaginería ligera novohispana en el
arte Español de los siglos XVI-XVII. Historia, análisis y restauración. Tesis
doctoral. Universidad de Las Palmas
de Gran Canaria, 2012.
CASTAÑEDA
DELGADO, Paulino (Coord.). La Iglesia en
América: Evangelización y Cultura. Pabellón de la Santa Sede. Exposición
Universal de Sevilla, 1992.
GARCÍA-ABÁSOLO, Antonio. La vida y la muerte en Indias. Cordobeses en América (Siglos XVI –
XVII). Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba.
Córdoba, 1992.
– Imaginería indígena mexicana. Una catequesis en caña de maíz. (Coordinador y autor). Publicaciones de Obra Social y Cultural Cajasur. Córdoba, 2001.
– Los beneficios de tener indianos. Inversiones de plata americana en la Campiña de Córdoba. Actas de las VII Jornadas sobre Historia de Montilla. Excmo. Ayuntamiento de Montilla. Montilla, 2007, pp. 19-58.
– Vida cotidiana y patrimonio. Patrimonio
histórico. Difusión e imbricación americana. Rafael López Guzmán (Coord.), Universidad Internacional de Andalucía,
Sevilla, 2013, pp. 118-143.
LÓPEZ GUZMÁN, Rafael (Ed.). Tornaviaje.
Arte iberoamericano en España. Museo Nacional del Prado, Madrid, 2021.
PORRAS BARRENECHEA, Raúl. El Inca Garcilaso en Montilla (1561-1614). Nuevos documentos hallados y publicados por… Instituto de Historia de la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos, Lima, 1955.
NOTAS
[1] Archivo General de Indias (AGI). INDIFERENTE,1966, L. 14, F. 442v.
[2] Archivo de Protocolos Notariales de Montilla (APNM). Escribanía 1ª. Leg. 26, fols. 831r-833v.
[3] APNM. Escribanías s.XVI. Leg. 101, fols. 84 v-87v.
[4] APNM. Escribanías s.XVI. Leg. 30, fols. 982r-985v.
[5] Archivo Municipal de Montilla (AMM). Libro nº 8 de Actas capitulares, fol. 37v.
[6] AMM. Loc. cit., fols. 354v-355r.
[7] AMM. Libro nº 9 de Actas capitulares, fol. 169.
[8] Equivalen a 1.000 kilogramos.
[9] APNM. Escribanía 1ª. Leg. 17, f. 852.
[10] APNM. Escribanía 7ª. Leg. 1165, fols. 1832r-1840v.
[11] Archivo Parroquial de Santiago de Montilla (APSM). Abecedario de difuntos, [s. f.].
[12] Ver nota nº 2.
[13] Ibídem.
[14] APSM. Lib. 3º de memorias y capellanías, fols. 67v-68r.
[15] APSM. Abecedario de difuntos, [s. f.].
*Artículo publicado en la Revista de Información Municipal de Montilla, nº 196. Diciembre de 2021.
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