Una advocación ligada a El Gran Capitán
Cuando nos disponemos a indagar
sobre los orígenes de la advocación mariana del Socorro, debemos trasladarnos
hasta los albores del siglo XIV y, concretamente, a la ciudad italiana de
Palermo, capital de la isla de Sicilia. En este lugar, la propagación de la
devoción por la Virgen
del Socorro se debe a la orden agustiniana, ya que en su convento conservan el
icono más antiguo, de origen bizantino, de la Señora del Socorro.
Pero fue en el medioevo cuando
suceden una serie de hechos milagrosos relacionados con fervorosos devotos del
icono siciliano de la Madre
de Dios. Tras los mismos, la devoción crece vivamente por toda Italia, promovida
por los frailes agustinos, que la trasladan a Nápoles, Roma, Cerdeña, Mallorca,
Valencia y, prácticamente, por todos los conventos que fundan en el reino de
Aragón en los siglos XV y XVI.[1]
Es tal la devoción que los
italianos tienen a la Virgen
del Socorro, que logran transmitírsela al insigne militar montillano Gonzalo
Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, tras llegar a Sicilia en su “socorro”, frustrando
así la inminente invasión francesa de la península itálica. En años sucesivos, El
Gran Capitán dio muestras de patronazgo y veneración hacia esta advocación de la Santísima Virgen.
Pero dentro de la península
ibérica, también se suceden los ejemplos de devoción a esta advocación mariana.
Así, en la villa de Tíjola, situada en la alpujarra almeriense, la patrona es la Virgen del Socorro. Su
historia íntima nos dice que la imagen abogada de la población fue traída desde
tierras napolitanas por El Gran Capitán. Así lo narra un historiador local:
“La tradición nos dice que nuestra Virgen vino de Italia. Era el año de
gracia de 1498. El Reino de Nápoles se vio invadido por las tropas de Carlos
VIII de Francia. En su auxilio, los Reyes de España, D. Fernando Doña Isabel.
Mandaron sus mejores Tercios, a cuyo frente iba un gran Jefe, Gonzalo de
Córdoba. Al final de la histórica campaña, en la que los triunfos españoles se
fueron sucediendo uno tras otro –Nápoles, Ceriñola, Garellano...- donde las
tropas francesas quedaron completamente deshechas, el Gran Capitán, en
conversación sostenida con su Capellán, reconocía que la causa principal de su
plan estratégico fuese un éxito, no era otra que la intersección de la Virgen del Socorro; así
llamada desde entonces, por haberles “socorrido” en todos los campos de
batalla.”[2]
Monumento a Gonzalo Fernández de Córdoba en Montilla, su tierra natal, erigido en 1959. |
Otro testimonio de la encendida devoción que Gonzalo Fernández de Córdoba tuvo hacia Nuestra Señora del Socorro lo tenemos en la provincia de Córdoba. En los primeros años del siglo XVI, cuando Don Gonzalo volvía de la capital del Reino de una audiencia en la corte, pasó por la villa de Pedroche, donde se estaba construyendo un convento para franciscanos.
“Tuvo
noticia de esta construcción el Gran Capitán, don Gonzalo de Córdoba, y quiso
sufragar todos los gastos de la iglesia del convento, para cumplir cierta
promesa hecha, que se pondría bajo la
advocación de Nuestra Señora del Socorro.
Respecto a tan alto caballero, el pueblo de Pedroche accedió y fue
admitido como fundador, bajo las siguientes condiciones: Que no se enterrase en
la capilla mayor persona alguna que no fuese religioso o noble de nacimiento, y
que quedaba obligado a los reparos y reedificaciones de la iglesia, obligación
que pasaría a sus sucesores. Sobre la puerta de la iglesia de la Virgen del Socorro se hizo
la capilla y fue colocada la imagen. Desde el propio Pedroche se veía con
claridad, pues estaba al descubierto por esta parte, defendida por una reja
sobre la que el Gran Capitán puso sus armas.”[3]
En Montilla, la Orden de San Agustín se
establece en 1520, y la advocación del Socorro estaba ya implantada cuando
llegan los primeros frailes a habitar la primitiva ermita de San Cristóbal, ya
que Nuestra Señora del Socorro recibe culto por esta época en uno de los
lugares más privilegiados de los templos montillanos: en la capilla sacramental
de la Parroquial
de Santiago.
Aunque, hasta el momento, no
hemos podido verificar documentalmente la entronización de la primitiva imagen
de gloria de Nuestra Señora del Socorro en Montilla, es lógico ponderar que pudo
haber sido enviada por Don Gonzalo Fernández de Córdoba, si no establecida por
él mismo en una de sus visitas a la tierra que lo vio nacer.
Restos del convento franciscano de Ntra. Sra. del Socorro en Pedroche, hoy convertido en cementerio municipal, en cuya entrada se halla el escudo de El Gran Capitán. |
Lo que sí podemos verificar en
este bosquejo histórico, es la antigüedad de la advocación del Socorro en
Montilla. En los primeros textos manuscritos que se conservan en el archivo
parroquial de Santiago, ya aparece establecida la cofradía de Nuestra Señora
del Socorro. Se trata del Libro Segundo de Testamentarías (el Primero está
desaparecido), donde podemos leer cómo el Vicario toma cuenta al Colector de
las misas funerales de los difuntos de las distintas cofradías que “se contaron veinte y tres días del mes de
febrero del año pasado de 1575 hasta el último testamento que es en la plana de
esta otra parte contenido inclusivamente de las misas que tiene recogidas y así
las pagadas como por pagar y así de testamentos como de las cofradías de las
Animas de purgatorio y de la Vera Cruz y
de San Sebastián y de Ntra. Señora del Socorro”[5].
Asimismo, constatamos dicha
antigüedad en el Archivo General del Obispado de Córdoba. En el primer libro de
Visitas Generales que se conserva, podemos leer la primera visita realizada a
Montilla en 1580 por el Provisor del Obispo. En la relación de “Cuentas de
cofradías, ermitas y hospitales” aparece la Cofradía de Nuestra Señora del Socorro.[6]
En agosto de 1580, la imagen de
gloria de la Virgen
del Socorro es tomada para fundar la cofradía de Nuestra Señora del Rosario,
como quedó plasmado en la fundación de la misma por el dominico fray Diego
Núñez del Rosario, quien “erigió y a
erigido e fundado en esta villa en la dicha iglesia la Cofradía devota del Ntra.
Sra. del Rosario e señaló la
Imagen y altar que hasta aquí solía llamarse de Ntra. Sra.
del Socorro que esta a la mano derecha como entramos en el Sagrario de la dicha
iglesia y la nombró de nuevo del apellido y devoción del Rosario”.[7]
La antigua imagen de Ntra. Sra. del Sorroco preparada para la estación penitencial de 1945. |
A partir de 1580, los hermanos
comienzan a venerar la imagen, integrándola en la estación de penitencia del
Jueves Santo, donde iba cerrando el cortejo procesional. De su ajuar nos da
buena noticia un inventario fechado en 1617 donde aparecen todos los atuendos
propios de la Madre
de Dios. “Una imagen de Nuestra Señora de
bulto, un vestido grande de brocado verde y naranjado, un manto verde quemado,
una saya de tafetán negro, una ropa de tafetán realzado negro, un manto de
burato, una saya de tafetán de picote de seda tornasolada con molinillos, otra
saya de tafetán amarillo cretado, una ropa de terciopelo negro con pasamanos de
oro, un frontal de damasco ocre y naranjado que se hizo de una saya que dio Dª
María Castro mujer de D. Juan López Banda. En el altar de Nuestra Señora un
frontal carmesí y amarillo, otro negro de tafetán, una cruz grande dorara, otra
cruz verde con fajas de oro alrededor, unas andas doradas de Nuestra Señora,
dos jubones de telilla de Flandes azul, tocas y valonas de Nuestra Señora.”[8]
Como refleja el extracto que
hemos recopilado de este inventario, las pertenencias de la Madre del Socorro eran
considerables. Muchas de ellas habían sido donadas por hermanos y devotos de la Virgen. Estas ofrendas se
hacían generalmente en las testamentarías de los donantes y se conocen sobradas
de ellas, entre las que hemos destacado las mandas que hace Lucía de Aguilar,
viuda de Juan Trapero en su testamento otorgado en 1685: “Mando mi entierro sea en la hermita de la
Santa Vera Cruz de esta ciudad.[…] Al Santo
Cristo Crucificado desta dicha hermita de la
Santa Cruz media libra de cera. […] A la Madre de Dios del Socorro
que está en dicha hermita de la Santa Cruz
una basquiña de ormesí que tengo mía propia.”[9]
A modo de conclusión, podemos
decir que la documentación conservada en los archivos locales delata la
presencia de la advocación de la
Madre de Dios del Socorro en los umbrales del siglo XVI. Son éstos
los que nos revelan los cambios y avatares históricos que sufrió la primera
imagen que se veneró en Montilla, pasando de gloria a dolorosa y quedando
fusionada desde entonces a la
Cofradía de la Santa Vera
Cruz, que le confeccionó altar y patrimonio propio en su desaparecida ermita.
*Artículo publicado en la revista Vera+Crux de Montilla, en marzo de 2006.
*Artículo publicado en la revista Vera+Crux de Montilla, en marzo de 2006.
NOTAS
[1] CARMONA MORENO, F.: Devoción a Nuestra Señora del Socorro en
Mallorca. Actas del I Congreso Nacional “Las Advocaciones Marianas de
Gloria”. Córdoba, 2002. Tomo I, p. 545 – 562.
[2] RODRÍGUEZ CHECA, P.: Tíjola, ayer y hoy, p. 56. Almería, 1982.
[3] OCAÑA TORREJÓN, J.: Historia de la villa de Pedroche y su
comarca, p. 76. Córdoba, 1962. Véase
también: MORAL MANOSALVAS, A.: Pedroche
Monumental, p. 135. Córdoba, 1997.
[4] Archivo Notarial de
Protocolos de Montilla (ANPM). Escribano Jerónimo
Pérez del Campo, f. 449.
[5] Archivo Parroquial de
Santiago de Montilla (APSM). Libro 2º de
testamentarías, f. 273. Año 1583.
[6] NIETO CUMPLIDO, M.: El patrimonio artístico de Montilla en sus
textos (1580 – 1638), p. 189. Montilla: Historia, Arte, Literatura. Baena,
1988.
[7] ANPM. Escribano Juan Díaz de Morales, nª 1ª, Leg. nº 13, fs. 889-896.
[8] APSM. Libro 5º de Visitas Generales, f. 705.
[9] ANPM. Escribano Juan Márquez del Barranco. Leg. 1054, f . 227.
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