miércoles, 11 de mayo de 2016

LAS CONFERENCIAS DE SAN VICENTE DE PAÚL. CARIDAD Y ACCIÓN SOCIAL EN MONTILLA DESDE 1864.

San Vicente de Paul. Óleo/lienzo, firmado por
Luisa de Alvear y Cisneros en 1865, quien "Lo
regala a su Presidenta". En la actualidad se
conserva en la parroquia de San Fco. Solano.
La Sociedad de San Vicente de Paúl se crea en Francia en el año 1833. La iniciativa parte de un grupo de jóvenes estudiantes católicos que deciden fundar la “Conferencia de la Caridad” en París, para luchar contra las injusticias y desigualdades sociales de su época.
Los fundadores tomaron por patrón a San Vicente de Paul porque en sus inicios orientaron sus servicios a los necesitados que tenían acogidos la Compañía de las Hijas de la Caridad en su hospicio de París. Esta congregación fue fundada por el santo francés en 1633, cuyo espíritu caló entre los jóvenes de la Conferencia, hasta tal punto que encauzaron sus fines a favor de las personas más desprotegidas, recobrando aquel modelo –organizado y eficiente– que ya estableciera Vicente de Paul en el siglo XVII.

Entre los primeros vicentinos destaca Federico Ozanam (1813-1853), intelectual católico, considerado precursor de la doctrina social de la Iglesia, de la democracia cristiana, así como de la participación de los laicos en la vida de la Iglesia. Su vida fue una entrega total los necesitados, a través de la propagación de la Sociedad de San Vicente de Paul, que se extendió rápidamente por todo el mundo. En 1997 fue beatificado por Juan Pablo II.

A España llegó a través de Santiago Masarnau Fernández, que conoció el funcionamiento de la institución en Francia y decidió fundar la primera Conferencia en Madrid, en 1849. Pronto se propagó la fundación de la Sociedad por todo el territorio nacional. En 1859 se funda la Conferencia en Córdoba y cinco años después en Montilla.

Será día 2 de febrero de 1864 en la sacristía de la iglesia de San Francisco Solano donde se reúnan por vez primera los montillanos fundadores de la Sociedad de San Vicente de Paul. Allí acordarán constituir una conferencia para practicar la caridad cristiana según los postulados de Federico Ozanam. Tomarán por patrona a Ntra. Sra. de la Aurora se gobernarán por el Reglamento General de la Sociedad, cuyos miembros deberán “observar una vida cristiana, ayudándose mutuamente con sus ejemplos y buenos consejos: visitar a los pobres en sus casas, llevarles socorros en especie y darles consuelos religiosos; dedicarnos, según nuestras facultades y el tiempo que podamos disponer, a la instrucción elemental y cristiana de los niños pobres, libres o presos; distribuir libros morales y religiosos; dedicarnos a toda clase de obras de caridad en cuanto alcancen nuestros recursos, no siendo contrarias al fin principal de la Asociación, y siempre que ésta nos estimule a practicarlas.”

La Conferencia se regirá por la Mesa (o Junta de Gobierno), se reúnen semanalmente donde tratan los casos de pobreza que los socios hayan detectado en el vecindario. Para ello, el callejero montillano fue divido en ocho cuarteles (o zonas) visitados regularmente por parejas de vicentinos. Al término de cada reunión se hace una colecta entre los asistentes, cuyos fondos recogidos serán distribuidos por la Mesa según las necesidades planteadas en las reuniones.

La primera Junta de Gobierno fue presidida por D. Mariano Villalba. Aquella primera época trabajó incansablemente por los pobres montillanos, llegando a invertir en socorros más de 180.000 ptas. Pero pronto llegaron los problemas, pues en octubre de 1868, tras el triunfo de la Revolución llamada “La Gloriosa” la Junta revolucionaria de Montilla acordó disolver la Conferencia, en aplicación de una orden ministerial.

La Conferencia permanecerá suspendida hasta la restauración borbónica de Alfonso XII. En marzo de 1876 se restablece y comienza a funcionar con cierta regularidad, reuniéndose en la sacristía de la iglesia de San Juan de Dios. En septiembre de ese año resulta elegido presidente D. Francisco Solano de Alvear y Ward, coronel de Artillería, que ocupará el cargo hasta su muerte, ocurrida el 24 de junio de 1894.

Francisco Solano de Alvear y Ward (1817-1894), con uniforme
de coronel de Artillería. Fue presidente de la Conferencia de
 San Vicente de Paul montillana durante dieciocho años.
Durante su presidencia logró aumentar los fondos de la Sociedad para dar cobertura a las necesidades que imperaban en aquel período. Incrementó el número de socios, a partir de 1879 comenzó a colaborar el Ayuntamiento con el pago de varios panes al mes. En 1882 crea una Asociación auxiliar llamada “Caja de San José”, que se dedicaba a la recogida de ropa usada y su posterior redistribución entre los pobres acogidos. Además, a partir de esta época se comienza a suministrar extraordinariamente lotes de alimentos en las fiestas de Navidad y Semana Santa.

En 1885 encontramos ya establecida una Conferencia de señoras, cuya primera presidenta será María del Valle de la Puerta y Fernández de Córdoba. Esta sección se dedicará ex profeso a atender a mujeres y niños, especialmente a aquellas que tras el parto se encuentran en período de lactancia, además de las que han quedado viudas y tienen que hacer frente a cargas familiares. Asimismo, centrarán su atención en la alimentación y educación de los huérfanos.

A partir de entonces, la Conferencia de caballeros –como era denominada– centrará su atención en los parados, enfermos y ancianos, aunque también asumirá gastos como los derivados de los esponsales de novios sin recursos, y de los funerales de pobres de solemnidad.

Tras la muerte de D. Francisco de Alvear, es elegido presidente D. José Córdoba y Aguilera, maestro de escuela, que estará al frente de la Mesa hasta 1907, año en que es traslado en su ocupación docente. Durante este período la Conferencia amplia su labor social, en 1896 proyectan establecer una “Cocina económica” en el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados (ubicado por aquel entonces en la actual Casa de Caritas). Ese mismo año acuerdan abrir una “Tienda Asilo” gracias a un donativo de mil pesetas procedente de las últimas voluntades del sacerdote Luis Rubio Jordano, que vendrá a ser un economato para facilitar los alimentos básicos a los vecinos más necesitados.

En 1897, año previo al desastre colonial español, la Conferencia montillana acuerda que “todos los soldados enfermos que regresan a este pueblo de los ejércitos de Cuba y Filipinas les visite una comisión a su llegada, dando cuenta en la sesión inmediata de aquellos que estuviesen necesitados”. Ese mismo año también gestionan el traslado e ingreso de varios leprosos en el Hospital de crónicos de Granada.

El 26 de enero de 1908 resulta elegido nuevo presidente de la Conferencia D. Francisco de Alvear y Gómez de la Cortina, Conde de la Cortina, que ostentará el cargo hasta 1949, año en que presenta su renuncia por edad.

En diciembre de 1909 se establece en Montilla la Cruz Roja, cuyos fundadores son todos miembros de la Conferencia. En 1913, a iniciativa del arcipreste Fernández Casado, se crea un nuevo grupo femenino de la Conferencia bajo la denominación de “El Ropero de Ntra. Sra. del Rosario”, que se regirá por el reglamento del Ropero de la Sagrada Familia de Córdoba, siendo su primera presidenta María de la Paz Rivera Gómez. Esta nueva sección centrará sus esfuerzos en colaborar con las conferencias masculina y femenina, y se dedicarán a reunir ropa para los enfermos ingresados en el Hospital y el Asilo.

A partir de 1917 la Conferencia cambia de sede y se establece en la iglesia de San Francisco de Asís, donde habían situado el Ropero las jóvenes solidarias de la Virgen del Rosario.

Junta Directiva de la Conferencia en 1933. Entre otros, aparecen: los sacerdotes Rafael Castaño, Florencio Sánchez y Antonio Jiménez. El presidente, Francisco de Alvear, Mariano Requena, José y Ángel Gómez, Ramón y Antonio Luque, Francisco Ruz Salas, Gabriel Pedraza y Miguel Navarro.
A finales de 1918 se expande por toda España una pandemia de gripe que tendría consecuencias fatales en todo el mundo. A través de las actas de la conferencia podemos comprobar la preocupación del arcipreste Fernández Casado “se expuso a la Conferencia el tristísimo espectáculo que ofrece el considerable número de niños que están quedando huérfanos en este pueblo, con motivo de la epidemia gripal reinante, muchos de los cuales quedan en el mayor desamparo por haber perdido a su padre y a su madre... Que ante tanta miseria había pensado en la imperiosa necesidad de constituir una Junta Benéfica que, llamando a la Caridad del pueblo entero, pudieran mitigar en lo posible los sufrimientos y penalidades de esos desvalidos, llevándoles el consuelo moral y material de que carecen”. La Conferencia se adhirió a la idea del Sr. Vicario y propusieron a la Corporación Municipal la creación de la Junta Benéfica, como así sucedió días después.

Con la llegada de la II República, la corporación municipal retira su colaboración a las Conferencias, dado su carácter católico. En 1933 ambas conferencias celebran el centenario de la fundación de la matriz en París, para lo que organizan una serie de actos y cultos extraordinarios, además de una comida para sus acogidos que tendrá lugar en el Colegio Salesiano. La crítica situación que se vive en los días previos al inicio de la guerra queda patente en las actas, donde los socios solicitan la protección de la autoridad local durante sus reuniones semanales.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) cuatro de los socios vicentinos montillanos pierden la vida en el desarrollo de la contienda, a saber: José María de Alvear y Abaurrea, Antonio Gómez Salas, Antonio Navarro Villa-Zeballos y Miguel Navarro Requena.

En 1938 la Conferencia entró a formar parte de la Junta Local de Beneficencia. A la sangrienta guerra se sumó la dura posguerra. Una vez más en su historia la Conferencia trabajó incansablemente a favor de los más desfavorecidos. A lo largo de la década siguente se sumaron en el ejercicio de la caridad las cofradías y hermandades (Hdad. de Jesús de las Prisiones, Hdad. de Labradores, Hdad. del Stmo. Cristo de Zacatecas, Hdad. de Jesús Nazareno, Hdad. del Cristo del Amor, Hdad. de San Francisco Solano), la Asociación de AA. AA. Salesianos, las autoridades locales, así como varias empresas y comercios que entregaron sumas económicas y vales o bonos de pan para que las Conferencias los repartiera entre sus acogidos. Hasta la Policía Municipal hizo entrega de varios donativos procedentes de multas, como fue el caso de la obtenida en marzo de 1940, en que “se recibe el donativo de 100 pesetas procedente de una sanción impuesta a los panaderos por ciertas irregularidades en la confección del pan”.

Con la segunda venida de la Compañía de Jesús a Montilla en 1943 las Conferencias vuelven a cambiar de sede, trasladándose definitivamente a la Parroquia de Santiago. Un año después inicia su colaboración con la Junta Local de Protección a menores. En 1946 llegará a invertir en socorros más de nueve mil pesetas. En 1949 entran a formar parte del Secretariado Diocesano de la Caridad. Ese mismo año, en julio, resulta elegido por nuevo presidente D. Carlos Navarro Villa-Zavallos.

Almuerzo extraordinario ofrecido por las conferencias a sus acogidos en 1933, con motivo del centenario de la fundación de la sociedad matriz en París.
En enero de 1950 se organiza una nueva Conferencia en la Parroquia de San Francisco Solano. En 1953 la, ya, conferencia de la Parroquia de Santiago colabora estrechamente con una organización creada por los Jesuitas cuyo fin era sufragar el pago de los medicamentos a los necesitados. Para su puesta en marcha la conferencia aportará mil quinientas pesetas.

En 1958 las Conferencias montillanas acuerdan constituir un Consejo Particular en la ciudad que vertebre el funcionamiento de todas. En aquella sesión será votado por Presidente D. Mariano Requena Cordón. La primera misión del Consejo será la constitución de nuevas en Conferencias en las recién creadas parroquias de San Sebastián y de la Asunción. En agosto de 1962 acordaron distinguir como “Secretario Honorario” a su socio más longevo, Antonio Luque Navarro, que había ingresado en la Sociedad en 1899, sumándose así al caluroso homenaje que le ofrecieron sus vecinos y amigos con motivo de haberle sido concedida la Medalla al Mérito en el Trabajo.

En diciembre de ese mismo año se funda “Caritas Montillana” como organismo interparroquial, cuyo primer cometido será el reparto de la “ayuda americana”. A partir de entonces, las conferencias han venido trabajando estrechamente con Caritas, aunque manteniendo su propia identidad. De esta última etapa –la cual no vamos a tratar– cabe  destacar la unión de las conferencias masculinas y femeninas. Y en el aspecto social, la ayuda ofrecida a la comunidad de religiosas del convento de Santa Clara y al Hogar “Madre Encarnación” de las Hermanas Terciarias Franciscanas del Rebaño de María, en el Colegio de San Luis.

Para concluir este breve estudio de la labor vicentina en Montilla, advertimos que son tantos los nombres de las personas que con sus donativos y su dedicación hicieron posible mitigar las necesidades y enfermedades de sus vecinos más desfavorecidos, que hemos decidido no citar a ninguno. Aunque sí cabe subrayar la labor altruista de los médicos que ofrecieron sus servicios de forma gratuita a los acogidos de las conferencias, como fueron Antonio Cabello de Alba (padre e hijo), Luis Armenta, Antonio Blasco, Miguel Moreno y Manuel García Velasco, que aparecen reseñados en los libros de actas.

Las Conferencias de San Vicente de Paul continúan en la actualidad trabajando en la pastoral social de cada una de las parroquias montillanas, cuya labor comparten con Caritas. Labor que deseamos continúen desarrollando con el ejemplo de su amor al prójimo y el mensaje evangélico de que "Deus caritas est".

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