Este
artículo fue publicado en la revista local Nuestro Ambiente, en su número de
diciembre del año 2000, período en el cual su autor iniciaba la laboriosa
singladura de buscar en los archivos y bibliotecas una respuesta a
ciertos aspectos de nuestro pasado, armado -eso sí- de paciencia, ingenuidad e ilusión.
Surgían así las primeras colaboraciones en la prensa montillana, hace ya tres
lustros. Trabajos que –con ligeras variaciones– ahora rescatamos para que
vuelvan a la luz en este portal, donde estén a disposición de aquellos interesados
en la historia y el patrimonio montillano.
En la vieja y primitiva iglesia parroquial
del Señor Santiago, se instaura una peculiar cofradía compuesta por el clero de
la villa para dar culto a San Pedro “ad vincula” que traducido a nuestra lengua
castellana se denomina “encadenado”. Esta devoción pertenece a un pasaje de la
vida del apóstol recogido en los Hechos de los Apóstoles (12,1-19), en la que
se describe las persecuciones a la iglesia cristiana que llevó a cabo el rey
Herodes, en las que degolló a Santiago el Mayor y prendió y encadenó a San
Pedro para asesinarlo como al anterior. Estando bien custodiado por soldados el
apóstol, esa noche se le presentó un ángel y lo liberó cayéndose las cadenas
que habían trabado sus piernas.
La cofradía montillana fue fundada en 1592 y
aprobadas sus primeras constituciones el 9 de Abril de ese mismo año por el provisor
de Córdoba Cristóbal de Mesa Cortés[1],
siendo su primer abad mayor Pedro Ruiz de Berrio y mayordomo Miguel Pérez
Cañasveras. Organizaron esta cofradía los sacerdotes del clero secular que
ejercían en Montilla, algunos de ellos discípulos del Maestro Juan de Ávila
(1500-1569) que los influenció a la devoción del Señor San Pedro como queda
recogido en las obras completas de su biografía, en la que sus discípulos le
preguntaban: ¿maestro, nosotros de que
orden somos? Y él le contestaba: nosotros somos de la orden del Señor San
Pedro.
En las cuentas parroquiales
del año de su fundación hay constancia de la ejecución de una imagen de talla
del Apóstol por los artistas Juan de Mesa y Juan Ramiro, que presentan carta de
pago “por acentar el herraxe y adobar la imagen de San Pedro” aunque no podemos
afirmar que este trabajo fuera destinado a la nueva cofradía.
Mesa, conocido como El Mozo, también realiza otros trabajos para
la parroquia de Santiago: En 1591 “se descargan dos ducados que pago a Juan de
Mesa carpintero de esta villa porque ajustó y aderezó las vidrieras de la
iglesia e hizo otros adobios de madera” y en 1592 “se le descargan treinta
reales que le costaron diez y ocho tablillas que compró para apagar las velas
de tinieblas de Juan de Mesa carpintero como constó por carta de pago”.
La cofradía de San Pedro se
instaló en la antigua capilla de la Encarnación de la iglesia parroquial, la cual fue
fundada el 1518 por el entonces rector de la parroquia Martín Ruiz que la dotó
de una capellanía en la que “el capellán que la sirviese fuese obligado a la
decir en el altar de la Encarnación de nuestro Señor y otra de réquiem por las ánimas
del Purgatorio y la otra de las llagas de nuestro Señor Jesucristo y en fin de
cada misa detrás un responso sobre su sepultura”. Esta fundación, en 1571 fue
ampliada por su sobrino Pedro Ruiz, también sacerdote, que “le adjudicó a esta
capellanía cierta dote con cargo de otra misa cada semana”.
El retablo de la capilla fue
costeado por su fundador, como dejó tallado en el mismo “MANDO HAZER ESTA OBRA
EL R. MARTIN RUIZ SIENDO CAPELLAN DE ESTA IGLESIA. ACABOSE A 23 DE MARZO DE
1518. REEDIFICOSE AÑO 1576” [2].
El 13 de septiembre de 1614
recibe esta cofradía la confirmación pontificia de sus constituciones por su
Santidad Pablo V, que concede una Bulla
con indulgencias que más tarde revisaría el tribunal de la Santa Cruzada en 12
de mayo de 1615.[3]
La primitiva capilla de la Encarnación sufre una
gran remodelación en 1662 como se puede leer en los muros exteriores de la
antigua puerta de la calle de la Yedra, que dice así: HIÇO ESTA CAPILLA EL LDº
ANTº MARTIN DE MADRID SOLANO AÑO DE 1662[4].
Estas reformas fueron costeadas
por el Abad Mayor, donde se suplió el primitivo retablo por otro que estaba
dividido en tres calles, la central la ocupaba la imagen del titular de la
cofradía, y ambos lados dos pinturas de óleo sobre lienzo, una representando a
San Antonio Abad y la otra a Santa María Magdalena, ambas fechadas en su parte
posterior en el año de 1664[5].
Rematando el ático de dicho retablo una pequeña imagen de Cristo Crucificado.
El Sr. Antonio Martín de Madrid convino con la cofradía del Stmo. Sacramento la
obligación de ésta a reparar y dar lo oportuno a la capilla de San Pedro
siempre que fuese necesario.
El retablo de la capilla de San Pedro fue realizado en 1664, aunque después sufrió una reforma en los primeros años del siglo XX. |
Tras colocar a la
imagen de San Pedro en el nuevo retablo
que le dedicó el Abad Mayor que costeó la reforma, la cofradía adquiere relevancia
y cierto prestigio, como traslucen los escasos documentos que existen de ella. En
5 de abril de 1699 el Pontífice Inocencio XII concede una nueva Bulla en la que los cofrades y devotos
se verían recompensados de varias indulgencias, tal como lo detalla dicho
documento, del que extractamos los siguientes párrafos:
“A todos sea por todo orbe
notorio, que el año mil seiscientos y noventa y nueve de la natividad de Nº.
Sr. Jesuchristo, en la indicación séptima, a los cinco del mes de Abril y del
Pontificado del Ssmo. en Christo Padre y
Sr. Nº. el Sr. Inocencio, por la
Divina providencia Papa duodezimo de este nombre en su año
octavo.[...]
Como había llegado a nuestra
noticia que en la Yg ª.
Parroquial de Santiago Apóstol, de la ziudad de Montilla, del obispado de
Cordova ay una piadosa Cofradía de los fieles de Christo de uno y otro sexo
(religiosas), la qual tiene su vocación de S. Pedro de ad vincula, y esta es canónicamente
eregida y con reglas y estatutos fundada no por sugetos de un solo ante en alavanza
y honor de Dios [...].
Cuyos cofrades de la
referida cofradía se exercitan en muchas obras de piedad, caridad y
misericordia [...] Confiados en la misericordia de Dios omnipotente y en la
autoridad de los bienavanturados Apóstoles
S. Pº y S. Pablo, por apostólica autoridad perpetua mente conzedemos
indulgenzia Plenaria y Remission de todos los pecados a todos y quales quier
fieles christianos de ambos sexos, que verdadera mente penitentes y confesados,
y también rezivido el Ssmo. Sacramentº de la Eucharistia de aquí
adelante entraren en dicha Cofradía en el día primero de su entrada. Y la misma
indulgencia Plenaria y remission de sus pecados conzedemos a todos los cofrades
que ahora lo son y en adelante lo fueren de dicha Cofradía [...] y visitaren devotamente la Yg ª. Referida en el día de la
fiesta de S. Pedro ad vincula desde las primeras vísperas hasta el día de dicha
fiesta puesto el sol [...].”
La Bulla también recoge el hermanamiento de la cofradía montillana con
la archicofradía de Roma, en la que la cofradía de nuestra ciudad tomaría el
título de Pontificia, como se detalla en la misma:
“Las quales nuestras letras
queremos sean perpetuas y dieren para siempre jamás y es nuestra voluntad que
si dicha Cofradía esta agregada a una archicofradía o si aquí se agregase o también
si se uniese o de cualquier suerte si
instituiere Cofradía por qual quier otra razón o causa para lograr sus
indulgencias o partizipar de ellas por esta unión, institución o agregazion sin
otra causa las primeras letras o otras antes de estas habidas de ninguna suerte
le aproveche a dicha cofradía sino desde luego sean nulas [...] Dadas en Roma
en Sta. María la Mayor”.[6]
El
30 de diciembre del mismo año la cofradía obtuvo licencia del obispado para
publicar dichas indulgencias, cuya
gestión lo llevó a cabo el mayordomo Don Antonio Muñoz Recio de León.
Tras
terminar las obras de la capilla la cofradía comenzó la decoración, adquiriendo
enseres y objetos para el culto de la misma como lo detalla un inventario de
1710, en el que ya ostentaba:
“Una
lámpara de plata que alumbra al Sr. San Pedro en su capilla, que se hizo en el
año de 1682 siendo Abad mayor el Lcdo. Juan del Árbol y Mayordomo Lidº Alonso López
de Sotomayor [...]. -Una diadema de plata que
tiene el Santo, que hizo Juan Luque. -Unas llaves de plata que hizo D. Pedro
Zamora. -Unas cadenas de plata con piedras azules. -Un rótulo de plata con
letras doradas. -Unas esposas de plata para y una guirnalda del Angel. -Una
cruz de cristal engastada de plata sobredorada con una colonia blanca de oro de
Milán. -Un cetro de plata para las procesiones que hizo D. José Aguayo. -Dos
bullas apostólicas concediendo ciertas indulgencias. -Cuatro libros grandes de cabildos
i asiento de los hermanos de dicha cofradía, y uno pequeño de constituciones de
ella en que esta una escritura de un censo de 110 ducados de principal que al
presente lo paga Juan Ruiz Urbano que data de 7 de Octubre de 1636.” [7]
Existe
otro inventario de 1726 en el que se recogen los bienes adquiridos en esa fecha:
“Tiene mas la cofradía. -Unas andas doradas con tres tornillos que hizo D. Juan
Polanco. -Cuatro almohadillas de raso para los varales y cuatro horquillas”.
También tenía en propiedad la cofradía una campana en la torre parroquial con
la que aparte de servir para los toques comunes de ésta, también servía para
llamar a los cofrades para asistir a los cabildos, como se aprecia en los
libros de la cofradía en los que las actas de los mismos nos recuerdan: “estando
en la sacristía mayor de la parrochial del Sr. Santiago de esta ziudad es a saber
la Cofradía de Ntro. P. S. Pedro juntos al son de Campana tañida como lo han de
costumbre hizieron cabildo...”
La
campana, que en la actualidad se conserva en la bella torre de la Parroquia no presenta su
estado primitivo puesto que fue refundida en la funesta restauración que sufrió
este monumento en 1990. Conserva una inscripción –que dudamos sea la original–
que dice así: - SANTE PETRE ET PAULE ORATE PRO NOVIS -SANCTA MARIA-.
Escudo de la Cofradía de San Pedro, 1715. |
Este
año de 1726 la cofradía comienza a procesionar al primer pontífice dos veces al
año, en la festividad del Corpus Christi junto con la cofradía del Santísimo
Sacramento[8] y el 28 de
junio, víspera de San Pedro y San Pablo, “el Abad Mayor del dicho Santo deberá
venir para adornar con Llaves Pectoral Cadena y flores para ponerlo en medio de
la Ygl ª. En andas
con todo lo demás &ª adornará el
Altar con terno mejor encarnado atrileras y púlpito. Repique a medio día y a la
noche y Alba y alas 3 de la Tarde [...] al día siguiente fiesta con tercia música
Procesión Sermón de tabla [...] también
4 velas para el día del Santo Sr. San Pedro tenga luces por la tarde y noche
que viene el Pueblo a Rezar para las Yndulgencias que el dicho Santo tiene”.
Estos cultos se celebraban
durante el siglo XVIII por la cofradía y el pueblo durante todo el día 29 de
junio concluyendo las fiestas en honor a dicho apóstol con la solemne procesión
por las calles de nuestra ciudad en la que “el Abad mayor convida para llevar a
el Santo en la Procesión a el Padre Vicario Prior de San Agustín que asiste de
Prelado a el Padre Rector y Abad Mayor en la Primer Posa y en las demás
los Sr. Presbíteros como también 4 capas que lleven las hachas en la Procesión”.
El día segundo de agosto se
festeja la liberación del Ángel a San Pedro de su presidio y encadenamiento, en
la que esta cofradía montillana tenía por advocación este sagrado misterio, así
pues este citado día dedicaba ésta solemnes cultos al “Sr. San Pedro de
Advincula, las vísperas, repique a medio día noche y alba, se repica una ora
hasta las quatro y se entra en el coro a las 5 ó 5 ½ asiste el clero a dichas vísperas con SSmo. 4
capas y música, la fiesta de toda solemnidad con Procesión con el Santo que
esta puesto en el Altar Mayor, Ssmo. capas, misa y música con sermón, pone la cofradía
50 Luces en el Altar”.
Durante los siglos XVII y
XVIII la cofradía de clérigos vivió su etapa más esplendorosa hasta la entrada
del siglo XIX, en que España sufrió grandes crisis políticas, sociales y
religiosas, clausurándose muchas asociaciones de este ámbito. Los documentos
más recientes que se conservan de esta cofradía datan del día 11 de agosto de
1847 en el que fallecieron los presbíteros Manuel de la Cruz y José Conde hermanos de
la misma.
En 1916 se reforma la
capilla de San Pedro, se adapta el retablo del Apóstol a una nueva imagen de
San José, colocando a la centenaria imagen de San Pedro en un nicho del lateral
derecho de la capilla (espacio que ha ocupado hasta fechas recientes). En la
cornisa de la bóveda se puede leer: EDIFICADA A DEVOCION DE Dª LUISA CARMONA
SANCHEZ -1916-.
[1] LORENZO MUÑOZ, F de B.: Historia de Montilla (ms. 1779), f. 44.
[2] JURADO Y AGUILAR, A.: Ulia ilustrada y fundación de Montilla (ms.
1776), f. 222.
[3] Ibíd.
[4] Inscripción que se
conserva en los muros exteriores de la actual capilla, reformada en 1916.
[5] JIMÉNEZ BARRANCO, A. L.: La ermita y cofradía de Ntra. Sra. de la Rosa , p. 12. Revista
“Nuestro Ambiente”, noviembre, 1999.
[6] Archivo Parroquia de
Santiago: Libro de cuentas de la cofradía
del Sr. San Pedro ad vincula, (1699-1833) f. 2, 3 y 4.
[7] Ibíd. f,
33.
[8] LORENZO MUÑOZ, F de B.: Historia de Montilla…
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