martes, 24 de junio de 2014

LA PONTIFICIA Y CLERICAL COFRADÍA DE SAN PEDRO AD VINCULA

Este artículo fue publicado en la revista local Nuestro Ambiente, en su número de diciembre del año 2000, período en el cual su autor iniciaba la laboriosa singladura de buscar en los archivos y bibliotecas una respuesta a ciertos aspectos de nuestro pasado, armado -eso sí- de paciencia, ingenuidad e ilusión. Surgían así las primeras colaboraciones en la prensa montillana, hace ya tres lustros. Trabajos que –con ligeras variaciones– ahora rescatamos para que vuelvan a la luz en este portal, donde estén a disposición de aquellos interesados en la historia y el patrimonio montillano.


En la vieja y primitiva iglesia parroquial del Señor Santiago, se instaura una peculiar cofradía compuesta por el clero de la villa para dar culto a San Pedro “ad vincula” que traducido a nuestra lengua castellana se denomina “encadenado”. Esta devoción pertenece a un pasaje de la vida del apóstol recogido en los Hechos de los Apóstoles (12,1-19), en la que se describe las persecuciones a la iglesia cristiana que llevó a cabo el rey Herodes, en las que degolló a Santiago el Mayor y prendió y encadenó a San Pedro para asesinarlo como al anterior. Estando bien custodiado por soldados el apóstol, esa noche se le presentó un ángel y lo liberó cayéndose las cadenas que habían trabado sus piernas.

La cofradía montillana fue fundada en 1592 y aprobadas sus primeras constituciones el 9 de Abril de ese mismo año por el provisor de Córdoba Cristóbal de Mesa Cortés[1], siendo su primer abad mayor Pedro Ruiz de Berrio y mayordomo Miguel Pérez Cañasveras. Organizaron esta cofradía los sacerdotes del clero secular que ejercían en Montilla, algunos de ellos discípulos del Maestro Juan de Ávila (1500-1569) que los influenció a la devoción del Señor San Pedro como queda recogido en las obras completas de su biografía, en la que sus discípulos le preguntaban: ¿maestro, nosotros de que orden somos? Y él le contestaba: nosotros somos de la orden del Señor San Pedro.

En las cuentas parroquiales del año de su fundación hay constancia de la ejecución de una imagen de talla del Apóstol por los artistas Juan de Mesa y Juan Ramiro, que presentan carta de pago “por acentar el herraxe y adobar la imagen de San Pedro” aunque no podemos afirmar que este trabajo fuera destinado a la nueva cofradía.

Mesa, conocido como El Mozo, también realiza otros trabajos para la parroquia de Santiago: En 1591 “se descargan dos ducados que pago a Juan de Mesa carpintero de esta villa porque ajustó y aderezó las vidrieras de la iglesia e hizo otros adobios de madera” y en 1592 “se le descargan treinta reales que le costaron diez y ocho tablillas que compró para apagar las velas de tinieblas de Juan de Mesa carpintero como constó por carta de pago”.

La cofradía de San Pedro se instaló en la antigua capilla de la Encarnación de la iglesia parroquial, la cual fue fundada el 1518 por el entonces rector de la parroquia Martín Ruiz que la dotó de una capellanía en la que “el capellán que la sirviese fuese obligado a la decir en el altar de la Encarnación de nuestro Señor y otra de réquiem por las ánimas del Purgatorio y la otra de las llagas de nuestro Señor Jesucristo y en fin de cada misa detrás un responso sobre su sepultura”. Esta fundación, en 1571 fue ampliada por su sobrino Pedro Ruiz, también sacerdote, que “le adjudicó a esta capellanía cierta dote con cargo de otra misa cada semana”.

El retablo de la capilla fue costeado por su fundador, como dejó tallado en el mismo “MANDO HAZER ESTA OBRA EL R. MARTIN RUIZ SIENDO CAPELLAN DE ESTA IGLESIA. ACABOSE A 23 DE MARZO DE 1518. REEDIFICOSE AÑO 1576”[2].

El 13 de septiembre de 1614 recibe esta cofradía la confirmación pontificia de sus constituciones por su Santidad Pablo V, que concede una Bulla con indulgencias que más tarde revisaría el tribunal de la Santa Cruzada en 12 de mayo de 1615.[3]

La primitiva capilla de la Encarnación sufre una gran remodelación en 1662 como se puede leer en los muros exteriores de la antigua puerta de la calle de la Yedra, que dice así: HIÇO ESTA CAPILLA EL LDº ANTº MARTIN DE MADRID SOLANO AÑO DE 1662[4]

Estas reformas fueron costeadas por el Abad Mayor, donde se suplió el primitivo retablo por otro que estaba dividido en tres calles, la central la ocupaba la imagen del titular de la cofradía, y ambos lados dos pinturas de óleo sobre lienzo, una representando a San Antonio Abad y la otra a Santa María Magdalena, ambas fechadas en su parte posterior en el año de 1664[5]. Rematando el ático de dicho retablo una pequeña imagen de Cristo Crucificado. El Sr. Antonio Martín de Madrid convino con la cofradía del Stmo. Sacramento la obligación de ésta a reparar y dar lo oportuno a la capilla de San Pedro siempre que fuese necesario.

El retablo de la capilla de San Pedro fue realizado en 1664,
aunque después sufrió una reforma en los primeros años del siglo XX.


Tras colocar a la imagen  de San Pedro en el nuevo retablo que le dedicó el Abad Mayor que costeó la reforma, la cofradía adquiere relevancia y cierto prestigio, como traslucen los escasos documentos que existen de ella. En 5 de abril de 1699 el Pontífice Inocencio XII concede una nueva Bulla en la que los cofrades y devotos se verían recompensados de varias indulgencias, tal como lo detalla dicho documento, del que extractamos los siguientes párrafos:

“A todos sea por todo orbe notorio, que el año mil seiscientos y noventa y nueve de la natividad de Nº. Sr. Jesuchristo, en la indicación séptima, a los cinco del mes de Abril y del Pontificado del Ssmo. en Christo  Padre y Sr. Nº. el Sr. Inocencio, por la Divina providencia Papa duodezimo de este nombre en su año octavo.[...]

Como había llegado a nuestra noticia que en la Ygª. Parroquial de Santiago Apóstol, de la ziudad de Montilla, del obispado de Cordova ay una piadosa Cofradía de los fieles de Christo de uno y otro sexo (religiosas), la qual tiene su vocación de S. Pedro de ad vincula, y esta es canónicamente eregida y con reglas y estatutos fundada no por sugetos de un solo ante en alavanza y honor de Dios [...].

Cuyos cofrades de la referida cofradía se exercitan en muchas obras de piedad, caridad y misericordia [...] Confiados en la misericordia de Dios omnipotente y en la autoridad de los bienavanturados  Apóstoles S. Pº y S. Pablo, por apostólica autoridad perpetua mente conzedemos indulgenzia Plenaria y Remission de todos los pecados a todos y quales quier fieles christianos de ambos sexos, que verdadera mente penitentes y confesados, y también rezivido el Ssmo. Sacramentº de la Eucharistia de aquí adelante entraren en dicha Cofradía en el día primero de su entrada. Y la misma indulgencia Plenaria y remission de sus pecados conzedemos a todos los cofrades que ahora lo son y en adelante lo fueren de dicha Cofradía [...] y  visitaren devotamente la Ygª. Referida en el día de la fiesta de S. Pedro ad vincula desde las primeras vísperas hasta el día de dicha fiesta puesto el sol [...].”

La Bulla también recoge el hermanamiento de la cofradía montillana con la archicofradía de Roma, en la que la cofradía de nuestra ciudad tomaría el título de Pontificia, como se detalla en la misma:

“Las quales nuestras letras queremos sean perpetuas y dieren para siempre jamás y es nuestra voluntad que si dicha Cofradía esta agregada a una archicofradía o si aquí se agregase o también si se uniese  o de cualquier suerte si instituiere Cofradía por qual quier otra razón o causa para lograr sus indulgencias o partizipar de ellas por esta unión, institución o agregazion sin otra causa las primeras letras o otras antes de estas habidas de ninguna suerte le aproveche a dicha cofradía sino desde luego sean nulas [...] Dadas en Roma en Sta. María la Mayor”.[6]

El 30 de diciembre del mismo año la cofradía obtuvo licencia del obispado para publicar  dichas indulgencias, cuya gestión lo llevó a cabo el mayordomo Don Antonio Muñoz  Recio de León.

Tras terminar las obras de la capilla la cofradía comenzó la decoración, adquiriendo enseres y objetos para el culto de la misma como lo detalla un inventario de 1710, en el que ya ostentaba:

“Una lámpara de plata que alumbra al Sr. San Pedro en su capilla, que se hizo en el año de 1682 siendo Abad mayor el Lcdo. Juan del Árbol y Mayordomo Lidº Alonso López de Sotomayor [...]. -Una diadema de plata que tiene el Santo, que hizo Juan Luque. -Unas llaves de plata que hizo D. Pedro Zamora. -Unas cadenas de plata con piedras azules. -Un rótulo de plata con letras doradas. -Unas esposas de plata para y una guirnalda del Angel. -Una cruz de cristal engastada de plata sobredorada con una colonia blanca de oro de Milán. -Un cetro de plata para las procesiones que hizo D. José Aguayo. -Dos bullas apostólicas concediendo ciertas indulgencias. -Cuatro libros grandes de cabildos i asiento de los hermanos de dicha cofradía, y uno pequeño de constituciones de ella en que esta una escritura de un censo de 110 ducados de principal que al presente lo paga Juan Ruiz Urbano que data de 7 de Octubre de 1636.”[7]

Existe otro inventario de 1726 en el que se recogen los bienes adquiridos en esa fecha: “Tiene mas la cofradía. -Unas andas doradas con tres tornillos que hizo D. Juan Polanco. -Cuatro almohadillas de raso para los varales y cuatro horquillas”. También tenía en propiedad la cofradía una campana en la torre parroquial con la que aparte de servir para los toques comunes de ésta, también servía para llamar a los cofrades para asistir a los cabildos, como se aprecia en los libros de la cofradía en los que las actas de los mismos nos recuerdan: “estando en la sacristía mayor de la parrochial del Sr. Santiago de esta ziudad es a saber la Cofradía de Ntro. P. S. Pedro juntos al son de Campana tañida como lo han de costumbre hizieron cabildo...”

La campana, que en la actualidad se conserva en la bella torre de la Parroquia no presenta su estado primitivo puesto que fue refundida en la funesta restauración que sufrió este monumento en 1990. Conserva una inscripción –que dudamos sea la original– que dice así: - SANTE PETRE ET PAULE ORATE PRO NOVIS -SANCTA MARIA-.

Escudo de la Cofradía de San Pedro, 1715.
Este año de 1726 la cofradía comienza a procesionar al primer pontífice dos veces al año, en la festividad del Corpus Christi junto con la cofradía del Santísimo Sacramento[8] y el 28 de junio, víspera de San Pedro y San Pablo, “el Abad Mayor del dicho Santo deberá venir para adornar con Llaves Pectoral Cadena y flores para ponerlo en medio de la Yglª. En andas con todo lo demás &ª  adornará el Altar con terno mejor encarnado atrileras y púlpito. Repique a medio día y a la noche y Alba y alas 3 de la Tarde [...] al día siguiente fiesta con tercia música Procesión  Sermón de tabla [...] también 4 velas para el día del Santo Sr. San Pedro tenga luces por la tarde y noche que viene el Pueblo a Rezar para las Yndulgencias que el dicho Santo tiene”.

Estos cultos se celebraban durante el siglo XVIII por la cofradía y el pueblo durante todo el día 29 de junio concluyendo las fiestas en honor a dicho apóstol con la solemne procesión por las calles de nuestra ciudad en la que “el Abad mayor convida para llevar a el Santo en la Procesión a el Padre Vicario Prior de San Agustín que asiste de Prelado a el Padre Rector y Abad Mayor en la Primer Posa y en las demás los Sr. Presbíteros como también 4 capas que lleven las hachas en la Procesión”.

El día segundo de agosto se festeja la liberación del Ángel a San Pedro de su presidio y encadenamiento, en la que esta cofradía montillana tenía por advocación este sagrado misterio, así pues este citado día dedicaba ésta solemnes cultos al “Sr. San Pedro de Advincula, las vísperas, repique a medio día noche y alba, se repica una ora hasta las quatro y se entra en el coro a las 5 ó 5 ½  asiste el clero a dichas vísperas con SSmo. 4 capas y música, la fiesta de toda solemnidad con Procesión con el Santo que esta puesto en el Altar Mayor, Ssmo. capas, misa y música con sermón, pone la cofradía 50 Luces en el Altar”.

Durante los siglos XVII y XVIII la cofradía de clérigos vivió su etapa más esplendorosa hasta la entrada del siglo XIX, en que España sufrió grandes crisis políticas, sociales y religiosas, clausurándose muchas asociaciones de este ámbito. Los documentos más recientes que se conservan de esta cofradía datan del día 11 de agosto de 1847 en el que fallecieron los presbíteros Manuel de la Cruz y José Conde hermanos de la misma.

En 1916 se reforma la capilla de San Pedro, se adapta el retablo del Apóstol a una nueva imagen de San José, colocando a la centenaria imagen de San Pedro en un nicho del lateral derecho de la capilla (espacio que ha ocupado hasta fechas recientes). En la cornisa de la bóveda se puede leer: EDIFICADA A DEVOCION DE Dª LUISA CARMONA SANCHEZ  -1916-.





[1] LORENZO MUÑOZ, F de B.: Historia de Montilla (ms. 1779),  f. 44.
[2] JURADO Y AGUILAR, A.: Ulia ilustrada y fundación de Montilla (ms. 1776), f. 222.
[3] Ibíd.
[4] Inscripción que se conserva en los muros exteriores de la actual capilla, reformada en 1916.
[5] JIMÉNEZ BARRANCO, A. L.: La ermita y cofradía de Ntra. Sra. de la Rosa, p. 12. Revista “Nuestro Ambiente”, noviembre, 1999.
[6] Archivo Parroquia de Santiago: Libro de cuentas de la cofradía del Sr. San Pedro ad vincula, (1699-1833) f. 2, 3 y 4.
[7] Ibíd.  f, 33.
[8] LORENZO MUÑOZ, F de B.: Historia de Montilla…

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