Desde el
siglo XVI la manifestación religiosa popular en Montilla se incrementa
considerablemente, no sólo hablamos de la Semana Santa sino de todo el tiempo
litúrgico. Como se puede observar en nuestra historia sacra, las cofradías de
mayor relevancia no sólo eran las de pasión como en la actualidad, por aquellos
años las cofradías de gloria lo eran aún más.
En 1595
la entonces capital del marquesado de Priego superaba en pocos habitantes los
dos millares y ya contaba con 15 cofradías, de las cuales 3 eran de pasión
(Santa Vera Cruz, Soledad y Angustia de Ntra. Sra., y Jesús Nazareno) y 11 de
gloria[1] (Stmo. Sacramento, Ntra.
Sra. del Rosario, Ntra. Sra. de la Cabeza, Santa Catalina, Ntra. Sra. de
Gracia, Santiago de los Caballeros, Santa Ana, Ánimas del Purgatorio, San
Sebastián, Santa Brígida, y San Pedro Ad Vincula). La cofradía de la Santa
Caridad se dedicaba a la beneficencia y amparo de los niños expósitos.
Portada del libro “Oficio de Semana Santa”, editado en Amberes, 1739. |
La
evolución cofrade se acrecienta aún más en pocos años, en 1631 aumenta el
número de montillanos que componen nuevas cofradías, en este periodo nacen las
de, El Santo Angel Custodio (o de la
Guarda), San Roque, San José, Limpia Concepción, Ntra. Sra. de la Sierra[2], y la de Los Apóstoles[3].
Ya en la
segunda mitad del XVII algunas cofradías desaparecen, otras se fusionan o se disgregan, como fue el caso de la Soledad y
Angustias. A comienzos del nuevo siglo la a primitiva cofradía del Rosario de
la parroquial de Santiago, fundada en 1580, le aparecen dos filiales más,
expandiéndose esta devoción a las nuevas cofradías del Rosario de la ermita de
San Antonio, fundada en 1720, y que tras un largo pleito pasaría a llamarse en
1735 de la Rosa; y la cofradía del Rosario de la iglesia de San Francisco
Solano, fundada en 1703, pasando a titularse de la Aurora en 1714.
Con esta
ebullición cofrade en nuestra ciudad comienzan los problemas a la hora de
repartir los donativos de sus devotos paisanos. Muestra de ello lo podemos
apreciar en este pleito llevado a cabo en el cuarto decenio del siglo XVIII,
donde las cofradías de Ntra. Sra. del Rosario y Ntra. Sra. de las Angustias
acuerdan solicitar a la Audiencia Episcopal de Córdoba la regulación de las limosnas y demandas de las cofradías
montillanas.
Según el
argumento de éstas, las nuevas cofradías y hermandades hacen uso incontrolado
de los derechos otorgados para cumplir las demandas de trigo y aceite que se pedían
a los vecinos de la ciudad, con las que se mantenía el culto y patrimonio de
las mismas, y que según estaba estipulado cada día le pertenecía a una
cofradía, comenzando por la más antigua.
Los
mayordomos de las centenarias cofradías del Rosario y de Las Angustias, Lucas
Jurado y Aguilar y José de Luque Avila respectivamente, informaron a los
procuradores de la Audiencia Episcopal de Córdoba, Juan Ruiz Aragonés y Antonio
Moreno Calatrava, delegados para todos sus pleitos y causas judiciales.
Así,
representando al Señor Provisor del Obispado, dichos mayordomos les
informaron de “...que de tiempo
inmemorial a esta parte las dichas cofradías y las demás desta ciudad están en
posesión de hazer sus demandas de Trigo y Azeyte al tiempo de las cosechas por
sus Antigüedades tomando cada una el día que le corresponde siendo la primera
la del Santísimo Sacramento que se sirve en la dicha Parrochial de Señor
Santiago, y siguiendo después las demás por su orden, y de poco tiempo a esta parte por algunos
oficiales de otras cofradías con el pretexto de mas zelo y devoción se han
adelantado a hacer sus demandas en otros días antes de el que les corresponde juntándose
en las calles dos y tres cofradías de que se han seguido grandes desazones
entre los cofrades y menos cabos de las demandas, lo que no es justo...”.
Portada de la Novena a María Stma. de los Dolores, reimpresa en Montilla en 1856 por Francisco de Paula Moreno. |
Tras
varias entrevistas con los clérigos cordobeses encargados de dicho tema, éstos
dan poder al Vicario de la ciudad para que resuelva el proceso con todos los
“pedimientos, escrituras, testimonios, comisiones, letras y bullas con que
requieran y hagan requerir y en prueba presenten testigos y todo genero de
probanzas, tachen jueces, abogados, notarios, escribanos y todo genero de
ministros...” a fin de solucionar el problema “arreglándose a la antigüedad de
cada cofradía y la orden que observa en las letanías, prozesiones, y demás
actos a que asisten, y se les haga saber a los mayordomos para que los observen
y guarden...”.
Otro
problema que por aquellos tiempos contaba la ciudad también era que pedían
estas demandas “cofradías de Imágenes de forasteros” lo cual agravaba más la
situación.
Tras la
presentación el día 30 de enero de 1742 al Vicario General del Obispado, el Dr.
Francisco Moreno, el cual aprueba que dicho pleito sea resuelto por el Vicario de
Montilla, Juan José Polanco y Baquerizo, al que se presentaron Manuel Rodríguez
de la Cruz, en nombre de la cofradía de las Angustias, y Lucas Jurado y Aguilar,
por la cofradía del Rosario, para presentar testigos y dar la información
correcta y así examinar el ruidoso conflicto.
Prestaron
declaración de los sucesos cinco personas el día 3 de febrero de ese año, en
las que se encontraban D. Damián del Puerto y Mesa, cura de la Iglesia
Parroquial de Señor Santiago, de 68 años de edad; D. Manuel Félix de Oliveros,
presbítero de la ciudad, de 58 años de edad; D. Bernardo Cuadrado Velarde,
presbítero de la ciudad, de más de 50 años; D. Diego Joseph Solano, vecino de
la ciudad, de 52 años de edad; y Lucas Villegas de Aguilar, vecino de esta
ciudad y sacristán de la parroquial de Santiago, de 57 años de edad.
Sus
declaraciones –muy similares en su contenido– nos exponen que “de tiempo
inmemorial las cofradías, congregaciones y obras pías observan la costumbre de
pedir las limosnas de Trigo y Azeite en los tiempos correspondientes de sus
cosechas guardando el orden de sus antigüedades tomando cada una el día que le
toca observando el orden que llevan en las prozeciones generales a que asisten
según su antigüedad lo que siempre han observado sin repugnanzia alguna,
empezando la primera la cofradía del
Santísimo Sacramento que se sirve en la parrochial de Señor Santiago desta
ciudad, y prosiguiendo la del Santo Cristo, de la Vera Cruz, Nuestra Señora de
Gracia, Ánimas Benditas, Nuestra Sra. del Rosario y así las demás; hasta que de
poco tiempo a esta parte algunos Mayordomos de las cofradías restantes por su
propia autoridad se han adelantado y han salido a hazer sus demandas en otros
días que no les toca encontrándose con las demandas de aquel día causando
desazones de que ha resultado algún
escándalo en el pueblo y turbación en los devotos con enfado de ver llegar a un
tiempo muchas demandas juntas a sus puertas por lo qual se desea en esta ciudad
por las personas piadosas se ponga remedio en este desorden de demandas
arreglándolas a las costumbres que siempre á habido”.
Ilustración interior de la Novena a María Stma. de los Dolores, en la que se aprecia una imagen de la dolorosa ¿montillana? del siglo pasado |
Estas
declaraciones fueron enviadas al Provisor del Obispado, certificadas por el
Notario Mayor, Pedro Prieto Pizarro, recibiéndose en Córdoba cinco días
después.
Tras las
diligencias, el Provisor envió al delegado de la jurisdicción eclesiástica, D.
Pedro Pareja, para “...que cite a todos los hermanos mayores y mayordomos de
las cofradías de esta ciudad para que el jueves por la tarde que se contaran
quinze de este presente mes se junten en la Iglesia Parrochial de esta ciudad
para que manifestando cada uno la antigüedad de su cofradía, y la posesión en
que se halla según el lugar que lleva en las prozeciones generales, se le
asigne día ô mantenga en el que tiene... y para que este acto sea mas solemne y
se prevenga qualquier tope que se pueda ofrezer, su merzed mando se imbie
recado cortesano a los reverendos Prelados de los Conventos de esta ciudad para
que se hallen presentes”.
Una vez
citados todos representantes de las cofradías, se reunieron dicho día del mes
de febrero “en la sacristía de la cofradía de Nra. Señora del Rosario que se
venera en la Parrochial de Sr. Santiago de esta dicha ciudad, presente el Sr.
Lizdo. D. Juan Joseph de Polanco y Vaquerizo Vicario de las Iglesias de ella,
el M.R.P. Fr. Martín del Arroyo Guardián del Convento de san Laurencio
extramuros de esta ciudad, el M.R.P. Fr. Sebastián de Molina comisario Visitador
de la Venerable Orden Tercera de Penitencia de N. Sco. P. S. Francisco, juntos
y convocados los hermanos mayores y mayordomos de las cofradías, hermandades y
obras pías de esta ciudad que los que se hallan presentes son en la forma
siguiente:
Ilustración de Cristo Crucificado del libro “Oficio de Semana Santa” arriba citado |
Por la
cofradía del Santísimo Sacramento no pareció hermano mayor, ni mayordomo, por
la cofradía del Santo Cristo de la Vera Cruz, D. Ignacio Madrid Salvador y
Aguilar, por la cofradía de las Benditas Ánimas, Don Joseph Xavier Prieto
Presbítero Maymº. Por la de Nuestra Señora de Gracia no asistió hermano alguno.
Por la cofradía de Nuestra Señora del Rosario D. Andrés de Aguilar Tablada
hermano mayor, y Lucas Jurado de Aguilar, mayordomo. Por la cofradía de Nra.
Señora de las Angustias D. Manuel Rodríguez de la Cruz y Muñoz hermano mayor, y
D. Joseph de Luque Avila Maymº. Por la cofradía de Nra. Señora de la Soledad D.
Antonio de Aguilar Tablada hermano mayor y D. Pedro Ignacio Melero mayordomo.
Por la cofradía de Jesús Nazareno Don Alonso de Toro Flores Sotomayor clérigo capellán
Alguacil mayor del Santo oficio, mayordomo. Por la hermandad de San Nicolás de
Tolentino D. Bernabé Antonio Cabezas escribano del número desta ciudad, hermano mayor. Por la
hermandad de Nra. Señora de Belén, Francisco Márquez, calle la Feria, hermano mayor.
Por la hermandad de Señor San Joseph Juan Villegas, por la hermandad de Santa Brígida
no asistió hermano alguno, por la hermandad de San Sebastián, Francisco de Raya
Madrid mayordomo. Por la hermandad de Nuestra Señora de la Sierra y San Roque
no asistió hermano alguno. Por San Francisco Solano no asistió su maymº. Por el
colegio de Niñas Huérfanas no asistió su administrador. Por la cofradía de
Nuestra Señora de la Aurora D. Joseph Xavier Prieto Presbítero hermano mayor y
D. Agustín Chaparro Maraver, mayordomo. Por la cofradía de Nra. Señora de la
Rosa no asistió hermano alguno. Por la hermandad de Santa Rita, Agustín de Córdova;
y finalmente por la Venerable Orden Tercera de Nuestro Padre San Francisco asistió
D. Antonio de Alba Cabello regidor, Padre general de Menores y ministro de
dicha orden. Por la hermandad de la Misericordia que cuida de los pobres
encarzelados asistió D. Pedro de Toro Gallardo, hermano mayor”.
Una vez
expuestos todos los puntos a tratar en este cabildo extraordinario se
decidieron los días que correspondían a cada cofradía según su antigüedad, la
cual tuvo que ser demostrada por cada representante asistente de la misma.
Todos y cada uno de los presentes y en común acuerdo compusieron una tabla de las
cofradías por orden cronológico comenzando la más antigua que empezaría a pedir
sus demandas de trigo y aceite un lunes.
1 – La cofradía del Santísimo Sacramento de la Parrochial tiene el
primer día.
2 – La cofradía del Santo Cristo, de la Vera Cruz, segundo día.
3 – La cofradía de San Miguel y benditas Animas de purgatorio,
tercero día.
4 – La cofradía de Nuestra Señora de Gracia que se sirve en San Agustín,
quarto día.
5 – La cofradía de Nuestra Señora del Rosario de la Parrochial de
Santiago, quinto día.
6 – La cofradía de Nuestra Señora de las Angustias que se venera
en San Agustín, sexto día.
7 – La cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de dicha Iglesia y
Convento, séptimo día.
8 – La cofradía de Nra. Señora de la Concepción que está en San
Juan de Dios, octavo día.
9 – La cofradía de Jesús Nazareno que esta en San Agustin, día
nueve.
10 – La de San Nicolás de Tolentino que está en dicho convento,
día diez.
11 – La cofradía de Nuestra Señora de Belén el día onze.
12 – La cofradía de Señor San Joseph día doze.
13 – La cofradía de Santa Brígida, día treze.
14 – La cofradía de San Sebastián, día catorze.
15 – La cofradía de Nuestra Señora de la Sierra y San Roque, Día
quinze.
16 – Al Señor San Francisco Solano, día diez y seis.
17 – Al colegio de Niñas huérfanas, días diez y siete.
18 – A la cofradía de Nuestra Señora de la Aurora, día diez y
ocho.
19 – A la cofradía de Nuestra Señora de la Rosa, día diez y nueve.
20 – La hermandad de Santa Rita, día veinte.
“Y en esta forma y con este orden se repartieron los días para las
demandas de trigo y azeite de cada año[4], y la Venerable Orden
Tercera de Nuestro Padre San Francisco y hermandad de la Misericordia no
tomaron ni se les asigno día alguno y quedo a su discrezión pedir en día y
ocasión que no embarazasen a las demás demandas”.
Actuó de notario “de los Autos que se siguieron por parte de las
cofradías de N. Sª del Rosario, y la de las Angustias desta ciudad de Montilla,
sobre arreglar estas y las demás de esta ciudad a los días que cada una
perteneze según se antigüedad para las demandas de Trigo y Azeite” el clérigo
capellán D. Juan González Hidalgo[5].
[*]Artículo publicado en la revista local Nuestro Ambiente, en marzo de 2002.
FUENTES
[1]Archivo Parroquial de
Santiago (APS). Libro 2º de Visitas
Pastorales. op. cit.
[2] APS. Libro de Visitas Pastorales de 1631. s. f.
[3] APS. Libro Cuadrante de los cultos de 1631.
s/f.
[4] La cofradía de Santiago
de los Caballeros curiosamente no se cita a este cabildo extraordinario, pero
si podemos confirmar que en este año está activa. Es posible que hiciera demandas de limosna al estar conformada por hijodalgos.
[5] APS. Traslado de los Autos que
siguieron las cofradías... Notario: Juan Gonzalez Hidalgo. Año 1742.
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